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Si tienes fiebre o un ser querido la padece, pídele a San Hugo que interceda. Conoce en este artículo, poderosa oración para bajar la fiebre.
Oración para bajar la fiebre
Comienza haciendo la Señal de la Cruz y luego reza:
"Te suplicamos, Señor,
que la intercesión del bendito San Hugo
Ver también: Espiritismo kardecista: ¿qué es y cómo surgió?haznos dignos de Tu Gracia;
Ayúdanos, Jesús, por tu infinita bondad,
que Te hace partícipe de todos nuestros sufrimientos.
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo.
Que así sea"
Repite tres veces la oración para bajar la fiebre:
"San Hugo,
por tu poderosa intercesión dominas la fiebre,
reza por nosotros".
Para terminar, reza un Padrenuestro y un Avemaría.
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Más información sobre la historia de San Hugo
Después de conocer la oración para bajar la fiebre, aprende más sobre la historia del santo. Hugo nació en 1053 en Castelnovo de Isère, situado en el suroeste de Francia. Su padre, Odilon de Castelnovo, era un soldado de la corte que, después de enviudar, volvió a casarse. Hugo era hijo del segundo matrimonio de su padre. Su madre educó a los niños guiándolos por los caminos de la oración, la caridad y la penitencia, desegún los principios cristianos.
Al cumplir 27 años, Hugo pasó a la diócesis de Valence, donde fue nombrado canónigo, y luego se trasladó a la archidiócesis de Lyon, donde ejerció como secretario del arzobispo. Durante este tiempo recibió varias misiones apostólicas, que lo llevaron a la santidad. Fue nombrado para trabajar en la delegación del papa Gregorio VII. El Papa reconoció su competencia, prudencia, inteligencia y piedad y lo nombróDurante mucho tiempo la diócesis había estado vacante, la disciplina eclesiástica ya no existía, e incluso los bienes de la Iglesia habían sido depredados.
Ver también: Si sueña con una bonita paloma, ¿es malo? Entienda lo que puede significar el sueño.El santo fue nombrado obispo y comenzó su labor, pero renunció ante tanta resistencia y se retiró a un monasterio. Al cabo de dos años, el Papa insistió, pues creía en su capacidad para llevar a cabo esta misión, convenciéndole para que retomara el cargo.
Tras cinco décadas de trabajo, la diócesis fue renovada y albergó el primer monasterio de la Orden de los Monjes Cartujos. Estos monjes buscaban la soledad, la disciplina mediante la oración contemplativa, la austeridad, el estudio, así como la práctica de la caridad y el trabajo social en comunidades necesitadas. Fueron cincuenta y dos años de apostolado, que unieron al pueblo en la fe en Cristo.
Cuando ya era viejo y estaba enfermo, el obispo Hugo pidió ser destituido, pero el papa Honorio II le envió una respuesta digna de su dedicación: que prefería al obispo al frente de la diócesis, aunque fuera viejo y estuviera enfermo, a cualquier joven sano que pensara en el bien de su rebaño.
San Hugo murió a los ochenta años, el 1 de enero de 1132, rodeado de sus discípulos, los monjes cartujos, que lo veneraban por su ejemplo de santidad. Tras su muerte, se atribuyeron a su intercesión numerosos milagros y gracias. El culto al santo fue autorizado dos años después de su muerte por el papa Inocencio II, y se extendió por toda Francia y el mundo católico.
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