O Salmo 4 es uno de los salmos de David, escrito al director del coro para instrumentos de cuerda. En estas palabras sagradas, el salmista confía en la intervención divina y recuerda a los pecadores que insultan, viven de falsedades y sólo se acuerdan de Dios para hacer peticiones.

Salmo 4 - Salmo poderoso de David

Lee estas palabras con fe e intención:

Escúchame cuando te invoco, oh Dios de mi justicia, en la angustia me has dado largueza; ten piedad de mí y escucha mi oración.

Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo convertiréis mi gloria en infamia? ¿hasta cuándo amaréis la vanidad y buscaréis la mentira? (Selah.)

Sabed, pues, que el Señor ha reservado para sí a uno que es piadoso; el Señor oirá cuando yo lo invoque.

Preocúpate y no peques; habla con tu corazón sobre tu lecho, y calla. (Selah.)

Ofrece sacrificios de justicia y confía en el Señor.

Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Señor, alza sobre nosotros la luz de tu rostro.

Has puesto alegría en mi corazón más que en los tiempos en que se multiplicaban su grano y su vino.

En paz también me acostaré y dormiré, porque sólo tú, Señor, me haces habitar seguro.

Interpretación del Salmo 4

Versículos 1 a 6

En este Salmo 4, es posible percibir que el salmista busca alertar a quienes lo rodean sobre las bendiciones divinas que alcanzó al seguir las enseñanzas de Cristo y obedecer a Dios. Incluso en medio de la angustia y las dificultades, David siente el cuidado del Señor y sabe que nunca lo ha abandonado.

También es posible percibir su indignación con los pecadores, que mienten, que insultan y que siguen la vida sin fe. Nos muestra cómo nosotros, criaturas y siervos de Dios, debemos invitar a los que pecan y se equivocan a arrepentirse y seguir el camino divino.

Es muy fácil ver a los demás en el camino del pecado y señalarles con el dedo. Pero nuestro deber es evangelizar, invitar a cambiar de opinión. Debemos permanecer fieles a los cuidados del Señor, pues Él lo ve todo y percibe nuestros actos de bondad y también de pecado.

Versículos 7 y 8

En el versículo 7, David muestra lo que es ser feliz en Cristo:

"Pero la felicidad que pones en mi corazón es mucho mayor que la de los que tienen comida en abundancia"

Esto demuestra que Jesús está con él, y por eso no hay motivo para sufrir, sino para sonreír.

Dios no sólo trae alegrías, sino también seguridad:

"Cuando me acuesto, duermo en paz, porque sólo tú, Señor, me haces vivir seguro"

Sólo los que viven en la paz del Señor saben lo que es apoyar la cabeza tranquilamente en la almohada, sin ser molestados por malos pensamientos o energías.

Dios nos da la seguridad de que incluso las mayores tormentas pasarán. Por supuesto que nosotros, como seres humanos, no queremos enfrentarnos a las dificultades, pero con Dios a nuestro lado resulta más fácil, nada puede quitarnos el sueño.

El mensaje esencial de este Salmo es: cuenta con Dios y no habrá tristezas, dificultades ni amarguras que puedan abatirte. La paz que trae el Señor guía nuestra vida, así que cree en Él, confía y evangeliza, y Él seguirá bendiciendo tu vida.

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