En el Salmo 102, vemos al salmista extenuado y lleno de los males que le persiguen. ¿Cuántas veces nos sentimos extenuados por todo lo que nos sucede y clamamos a Dios pidiendo misericordia? De este modo, sabemos a quién debemos mirar en esos momentos difíciles y, por eso, clamemos al Señor por todo lo que puede hacer por cada uno de nosotros.

Las poderosas palabras del Salmo 102

Lee el salmo con fe:

¡Escucha mi plegaria, oh Señor! ¡Que llegue hasta ti mi grito de auxilio!

No me ocultes tu rostro cuando estoy angustiado; inclina hacia mí tu oído; cuando te llame, respóndeme pronto.

Mis días se han ido como el humo; mis huesos arden como carbones calientes.

Mi corazón es como hierba reseca; ¡me olvido hasta de comer!

De tanto gemir me he reducido a piel y huesos.

Soy como el búho en el desierto, como un búho entre las ruinas.

No puedo dormir; soy como un pájaro solitario en el tejado.

Mis enemigos se burlan de mí todo el tiempo; los que me insultan utilizan mi nombre para lanzar maldiciones.

Las cenizas son mi alimento, y con lágrimas mezclo lo que bebo,

A causa de tu indignación y de tu ira, pues me has rechazado y me has alejado de ti.

Mis días son como sombras crecientes; soy como la hierba que se marchita.

Pero tú, Señor, reinarás en el trono para siempre; tu nombre será recordado de generación en generación.

Levántate y ten piedad de Sión, porque es hora de mostrarle compasión; ha llegado el momento oportuno.

Porque sus piedras son amadas por tus siervos, sus ruinas los llenan de compasión.

Entonces las naciones temerán el nombre del Señor y todos los reyes de la tierra su gloria.

Porque el Señor reconstruirá Sión y se manifestará en la gloria que tiene.

Responderá a la oración de los desamparados; no despreciará sus súplicas.

Escribe esto para las generaciones futuras, y un pueblo aún por crear alabará al Señor, proclamando:

Desde lo alto de su santuario, Yahveh miraba hacia abajo; desde el cielo inspeccionaba la tierra,

escuchar los gemidos de los presos y liberar a los condenados a muerte".

Así será proclamado el nombre del Señor en Sión, y su alabanza en Jerusalén,

cuando los pueblos y los reinos se reúnan para adorar al Señor.

En medio de mi vida me abatió con su fuerza; acortó mis días.

Entonces pregunté: "¡Oh Dios mío, no me tomes en medio de mis días, que tus días duran por todas las generaciones!".

En el principio pusiste los cimientos de la tierra, y los cielos son obra de tus manos.

Ellos perecerán, pero tú permanecerás; envejecerán como vestidos; como vestidos los cambiarás y serán desechados.

Pero tú sigues siendo el mismo, y tus días nunca terminarán.

Los hijos de tus siervos tendrán una morada; sus descendientes se establecerán en tu presencia.

Interpretación del Salmo 102

El equipo de WeMystic ha preparado una interpretación detallada del Salmo 102. Compruébelo:

Versículos 1 a 6 - Mis días se han ido como el humo

"Escucha, Señor, mi oración; que llegue a ti mi grito de auxilio; no escondas de mí tu rostro cuando estoy angustiado; inclina hacia mí tu oído; cuando clamo, respóndeme pronto; mis días se consumen como el humo; mis huesos arden como brasas de fuego.

Mi corazón es como hierba reseca; ¡me olvido hasta de comer! Estoy reducido a piel y huesos de tanto gemir; soy como el búho del desierto, como una lechuza entre las ruinas".

La brevedad de la vida puede llegar a asustarnos, y en este salmo el salmista expresa todo su dolor ante los momentos de conflicto. Pide a Dios que no mire nunca hacia otro lado, ya que somos sostenidos por esa mirada de misericordia y compasión.

Versículos 7 a 12 - Mis días son como sombras que crecen

"No puedo dormir; soy como un pájaro solitario en el tejado. Mis enemigos se burlan de mí todo el tiempo; los que me insultan usan mi nombre para lanzar maldiciones. Cenizas son mi alimento, y con lágrimas mezclo lo que bebo, a causa de tu indignación y tu cólera, pues me has rechazado y alejado de ti.

Mis días son como sombras que crecen; yo soy como la hierba que se marchita; pero tú, Señor, en el trono reinarás para siempre; tu nombre será recordado de generación en generación.

El lamento es muy claro ante los innumerables acontecimientos, pero incluso ante las tribulaciones, sabemos que no estaremos indefensos.

Versículos 13 a 19 - Entonces las naciones temerán el nombre del Señor

"Te levantarás y tendrás compasión de Sión, porque es tiempo de mostrarle compasión; ha llegado el momento oportuno. Porque sus piedras son amadas por tus siervos, sus ruinas los llenan de compasión. Entonces las naciones temerán el nombre del Señor y todos los reyes de la tierra su gloria. Porque el Señor reconstruirá Sión y se manifestará en la gloria que tiene.

Responderá a la oración de los desamparados; no despreciará sus súplicas. Esto quedará escrito para las generaciones futuras, y un pueblo aún por crear alabará al Señor, proclamando: Desde su santuario en lo alto ha mirado el Señor; desde los cielos ha vigilado la tierra,..."

La mayor certeza que tenemos en nuestra vida pasajera es que Dios nunca nos abandona, siempre estará ahí para protegernos y permanecer a nuestro lado, incluso en los momentos más difíciles. Sabemos que Él es fiel y permanece fiel a todos nosotros.

Versículos 20 a 24 - Así se proclamará el nombre del Señor en Sión

"...para escuchar los gemidos de los prisioneros y liberar a los condenados a muerte. Así se proclamará el nombre del Señor en Sión y su alabanza en Jerusalén, cuando pueblos y reinos se reúnan para adorar al Señor. En medio de mi vida me ha abatido con su poderío; ha acortado mis días. Por eso le pedí: '¡Oh Dios mío, no me tomes en medio de mis días! ¡Tus días duran por todas las generaciones!".

Dios es honrado en todas partes, su bondad es eterna y sus caminos son siempre justos. En toda la tierra se reúnen para adorar al Señor, toda la tierra clama su alabanza.

Versículos 25 a 28 - Ellos perecerán, pero tú permanecerás

"En el principio pusiste los cimientos de la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permanecerás; envejecerán como vestidos; como vestidos los cambiarás, y serán desechados. Pero tú sigues siendo el mismo, y tus días no tendrán fin. Los hijos de tus siervos tendrán una morada; sus descendientes se establecerán en tu presencia."

Sólo queda el Señor Dios, Él es quien defiende al justo, Él es quien nos honra y nos libra de todo mal. Alabemos al Señor, digno de todo honor y gracia.

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