En el Salmo 115 comprendemos que, como seres humanos, no somos dignos de ninguna gloria. Toda la confianza y devoción se deben a Dios, el Dios verdadero, y desde esta relación de reverencia, la fe nos acerca a la verdad y nos libra de una vida sin propósito.

Salmo 115 - Alabad al Dios verdadero

Se te invita a alabar todo el amor y la fidelidad a Dios, con fe y gratitud por todas las bendiciones ganadas a lo largo de la vida. Conoce las poderosas palabras del Salmo 115:

No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia y tu verdad.

Porque los gentiles dirán: ¿Dónde está su Dios?

Pero nuestro Dios está en los cielos; ha hecho lo que ha querido.

Sus ídolos son de plata y oro, obra de manos de hombres.

Tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven.

Tienen orejas, pero no oyen; tienen narices, pero no huelen.

Tienen manos, pero no tocan; tienen pies, pero no caminan; ningún sonido sale de su garganta.

Que se parezcan a ellos quienes los hacen, así como todos los que confían en ellos.

Israel, confía en el Señor; él es tu ayuda y tu escudo.

Casa de Aarón, confiad en Yahveh; él es vuestra ayuda y vuestro escudo.

Tú que temes al Señor, confía en el Señor; él es tu ayuda y tu escudo.

El Señor se ha acordado de nosotros; nos bendecirá; bendecirá a la casa de Israel; bendecirá a la casa de Aarón.

Bendecirá a los que temen al Señor, tanto a los pequeños como a los grandes.

El Señor te aumentará a ti y a tus hijos cada vez más.

Tú eres bendito del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Los cielos son los cielos de Yahveh; pero la tierra la ha dado a los hijos de los hombres.

Los muertos no alaban al Señor, ni tampoco los que descienden al silencio.

Pero bendeciremos al Señor, desde ahora y para siempre. Alabado sea el Señor.

Interpretación del Salmo 115

A continuación, descubre un poco más sobre el Salmo 115, a través de la interpretación de sus versículos ¡Lee con atención!

Versículos 1 a 3 - ¿Dónde está tu Dios?

"No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia y por tu verdad; porque los gentiles dirán: ¿Dónde está su Dios? Pero nuestro Dios está en los cielos; él ha hecho todo lo que ha querido."

El Salmo 115 comienza diciendo que la gloria que erróneamente desviamos hacia nosotros mismos pertenece en realidad a Dios. Mientras tanto, la gente que no conoce al Señor tiende a burlarse e insultar a los que temen al Padre, sobre todo en tiempos difíciles, en los que la obra de Dios se percibe de forma sutil.

Versículos 4 a 8 - Sus ídolos son de plata y oro

"Sus ídolos son plata y oro, obra de manos de hombres; tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven; tienen oídos, pero no oyen; tienen narices, pero no huelen; tienen manos, pero no sienten; tienen pies, pero no caminan; ni sale sonido alguno de su garganta. Sean como ellos los que los fabrican, así como todos los que confían en ellos."

Aquí, sin embargo, tenemos una fuerte provocación con respecto a los falsos dioses creados por el pueblo. Mientras otras naciones adoraban y adulaban imágenes, Israel glorificaba al Dios vivo y omnipresente.

Versículos 9 a 13 - Israel, confía en el Señor

"Israel, confía en el Señor; él es su ayuda y su escudo. Casa de Aarón, confía en el Señor; él es su ayuda y su escudo. Los que teméis al Señor, confiad en el Señor; él es su ayuda y su escudo. El Señor se ha acordado de nosotros; nos bendecirá; bendecirá a la casa de Israel; bendecirá a la casa de Aarón. Bendecirá a los que temen al Señor, pequeños y grandes".

En este pasaje, hay una invitación del salmista a todos los que veneran a Dios, a confiar en Él, pues el Señor siempre será su escudo en tiempos de dificultad. Dios bendice a todos los que buscan refugio en Él, y no se olvida de sus hijos, independientemente de su clase social o condición.

Versículos 14 a 16 - Los cielos son los cielos del Señor

"El Señor os multiplicará a vosotros y a vuestros hijos cada vez más; sois benditos del Señor, que hizo los cielos y la tierra; los cielos son del Señor, pero la tierra la ha dado a los hijos de los hombres".

Que el respeto y la confianza en Dios y en toda su Creación se eternicen a través de los niños, de las nuevas generaciones. Además, debemos recordar que toda la responsabilidad y la ética de cuidar y preservar los frutos de la Creación, de todo tipo de vida, recae sobre los hombros humanos.

Versículos 17 y 18 - Los muertos no alaban al Señor

"Los muertos no alaban al Señor, ni los que descienden en silencio; pero nosotros bendeciremos al Señor, desde ahora y para siempre: alabemos al Señor".

En estos versículos finales del Salmo 115, la muerte no tiene necesariamente su connotación literal, sino que se relaciona con la alabanza. Desde el momento en que una vida se desvanece, hay una voz menos para alabar al Señor. Es tarea de los vivos alabar a Dios.

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