Un Salmo consiste en una forma de oración extremadamente poderosa, cargada de mucha historia y simbolismo detrás de cada palabra. A su vez, estos versos están construidos de una forma especialmente peculiar, presentando una cadencia rítmica que los hace aptos para ser cantados poéticamente o entonados como mantras. En este artículo veremos el significado y la interpretación del Salmo 70.

Esta característica similar a los mantras es una de sus mayores armas, ya que tendría el poder de crear una frecuencia energética en sus palabras capaz de sintonizar con las frecuencias divinas, proporcionando así un contacto mucho más estrecho e íntimo con Dios y los elementos cósmicos.

Otra gran característica de las oraciones que componen el libro de los Salmos es su capacidad de orientación e influencia directa sobre quienes las realizan, lo que acaba mezclándose con su importancia histórica, motivo de su aparición. Cada uno de los 150 Salmos existentes fue producido bajo la tensión o conquista de un determinado momento histórico del pueblo hebreo, pidiendo el alivio de males ante momentos deAsí, cada uno de los Salmos tiene también una lección que transmitir a quienes hagan uso de ellos.

Las palabras pronunciadas, a menudo en forma de mantra o canción, tienen el poder de influir en sus devotos con energías positivas, aportando luz y calma a sus espíritus.

Recupere la confianza en sí mismo y supere las humillaciones con el Salmo 70

Entre los innumerables y versátiles textos que se encuentran en este libro bíblico, es posible toparse con un breve Salmo destinado a ayudar a quienes buscan superar la humillación y situaciones similares, y es el número 70.

En general, el Salmo 70 da a quienes lo necesitan un impulso de fuerza moral con palabras que elevan su confianza y autoestima. La oración suele ser de gran efecto para quienes acaban de sufrir una derrota o un castigo que puede haber afectado a su confianza en sí mismos y en sus decisiones.

También permite a los fieles encontrar la ayuda divina a través de palabras que aportan aliento a sus corazones, buscando restablecer el equilibrio y clarificar sus mentes para que puedan ver la luz que les espera al final del túnel. La lectura del Salmo 70 también es eficaz para los que sufren el miedo a los incendios y para los que desean una larga vida con moderación.

Apresúrate, oh Dios, a librarme; Señor, apresúrate a ayudarme.

Avergüéncense y confúndanse los que buscan mi alma; retrocedan y confúndanse los que me desean mal.

Aparta como premio a su vergüenza a los que dicen: ¡Ah! ¡Ah!

Alégrense y gócense en ti todos los que te buscan; y los que aman tu salvación digan continuamente: Dios sea magnificado.

Pero yo estoy afligido y necesitado; apresúrate por mí, oh Dios. Tú eres mi socorro y mi libertador; oh Señor, no tardes.

Interpretación del Salmo 70

Versículo 1

"Apresúrate, oh Dios, a librarme; Señor, apresúrate a ayudarme".

Comenzamos el Salmo 70 con una petición desesperada del salmista, que suplica la bondad y la misericordia del Señor; una luz, un resultado inmediato, que le libere del dolor y del sufrimiento.

Versículos 2 y 3

"Que se avergüencen y se confundan los que buscan mi alma; que se vuelvan atrás y se confundan los que me desean el mal; que vuelvan la espalda como premio de su vergüenza los que dicen: ¡Ah!".

Aquí, David es muy explícito al reconocer a las personas que desean su daño; y que éstas perecerán en el camino. El poder del Señor lo protegerá de todo daño durante toda su vida; y los que buscan dañar a los hijos de Dios se arrepentirán y serán frustrados.

Versículo 4

"Alégrense y gócense en ti todos los que te buscan; y los que aman tu salvación digan continuamente: Dios sea magnificado".

No hay nada que temer cuando se tiene a Dios; y aunque el dolor tarde en pasar, hay que esperar con alegría, porque lo mejor está por llegar.

Versículo 5

"Pero estoy afligido y necesitado; apresúrate por mí, oh Dios; Tú eres mi ayuda y mi libertador; Señor, no te detengas".

En este último versículo, David sigue afirmando que sabe que el Señor le está preparando algo bueno; sin embargo, el rey sigue sufriendo, y le pide que no se demore. El enemigo no escatima esfuerzos para afectarle, y de ahí la necesidad de la urgencia de la ayuda divina.

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