Muy brevemente, el Salmo 133 nos lleva al final de los cantos de peregrinación. Mientras que los primeros textos hablaban de guerra y angustia, éste adopta una postura de amor, unidad y armonía. Es un Salmo que celebra la unión de los pueblos, la alegría de compartir el amor de Dios y las innumerables bendiciones derramadas sobre Jerusalén.

Salmo 133 - Amor y unidad en el pueblo de Dios

Para algunos estudiosos, este salmo fue escrito por David para señalar la unidad de los pueblos, que se unieron unánimemente para hacerle rey. Sin embargo, las palabras del Salmo 133 pueden utilizarse para representar la unidad de todas y cada una de las sociedades, independientemente de su tamaño o composición.

Oh, qué bueno y qué agradable es para los hermanos vivir unidos.

Es como el aceite precioso sobre la cabeza, que desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y que desciende hasta el borde de sus vestiduras.

Como el rocío del Hermón, y como el que desciende sobre los montes de Sión, porque allí el Señor ordena bendición y vida para siempre.

Interpretación del Salmo 133

A continuación, descubre un poco más sobre el Salmo 133, a través de la interpretación de sus versículos ¡Lee con atención!

Versículos 1 y 2 - Como aceite precioso sobre la cabeza

"Oh, qué bueno y qué suave es que los hermanos vivan unidos; es como el aceite precioso sobre la cabeza, que desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y que desciende hasta el borde de sus vestiduras".

Como canto de peregrinación, estos primeros versos muestran la alegría en la que se encuentran los peregrinos a su llegada a Jerusalén, procedentes de distintas partes de Israel y de los países vecinos. Todos están felices de encontrarse, unidos por la fe y por los lazos que el Señor les ha proporcionado.

Esta unión se simboliza también con la unción de aceite sobre la cabeza del sacerdote. Perfumado, lleno de especias, este aceite inundaba la sala con su aroma, llegando a todos los que le rodeaban.

Versículo 3 - Porque allí el Señor ordena la bendición

"Como el rocío del Hermón, y como el que desciende sobre los montes de Sión, porque allí el Señor ordena bendición y vida para siempre".

Aquí, el salmista se refiere a la montaña situada en la frontera septentrional de Israel, cuya nieve alimenta el río Jordán, y utiliza esta abundancia de agua para simbolizar la abundancia de las bendiciones derramadas por el Señor, uniendo a su pueblo en un solo corazón.

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