El Salmo 8 son palabras sagradas de una reflexión poética sobre el texto de la creación en el Génesis. El salmista se asombra de la creación divina y por eso alaba y adora a Dios, el creador. Aquí aprenderá todo sobre los Salmos.

Gratitud a Dios por la creación del mundo en el Salmo 8

Lee las palabras sagradas del Salmo 8 con atención y fe:

Oh Señor, Señor nuestro, qué maravilloso es tu nombre en todo

¡tierra, tú que has levantado tu gloria del cielo!

De la boca de los niños y de los que maman has suscitado fuerza, a causa de tus adversarios para acallar al enemigo y vengador.

Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has establecido.

¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él? ¿Y el hijo del hombre, para que lo visites?

Porque lo has hecho poco menos que los ángeles; lo has coronado de gloria y honor.

Le has dado dominio sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto bajo sus pies.

Todas las ovejas y bueyes, así como las bestias del campo.

Las aves del cielo, y los peces del mar, todo lo que pasa por los caminos de los mares.

Señor, Señor nuestro, ¡qué maravilloso es tu nombre en toda la tierra!

Interpretación del Salmo 8

Versículo 1 - Qué maravilloso es tu nombre

"¡Oh Señor, Señor nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra, tú que has puesto tu gloria desde los cielos!".

El Salmo 8 comienza y termina con la misma frase. Son palabras de alabanza y maravilla que muestran lo asombrado y agradecido que está el salmista de que Dios haya puesto toda su gloria en la creación de la tierra.

Versículo 2 - De la boca de los niños

"De la boca de los niños y de los que maman has suscitado fortaleza, a causa de tus adversarios para acallar al enemigo y vengador".

Este versículo es citado por Jesús (en Mateo 21.16) a los sacerdotes y escribas que querían silenciar a los que bendecían "al que venía en nombre del Señor" (Salmo 118.26).

Versículos 3 y 4 - Tus cielos

"Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has establecido, ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él? y el hijo del hombre, para que lo visites".

En el versículo 3, el salmista admira la magnitud y la belleza de los cielos en todo su esplendor, como obra del dedo de Dios. En el versículo 4, reduce al hombre a su insignificancia en relación con la magnitud de la obra de Dios. Muestra cómo la gloria y la inmensidad de la creación son insuperables y, sin embargo, Dios nos adora y nos visita.

Versículos 5 a 8 - Lo hiciste un poco más bajo que los ángeles

"Porque lo has hecho poco menos que los ángeles; lo has coronado de gloria y de honra. Le has dado el dominio sobre las obras de tus manos; has puesto todas las cosas bajo sus pies: las ovejas, los bueyes, las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, todo lo que pasa por los caminos de los mares".

En oposición a lo mencionado en el salmo anterior, aquí el salmista nos recuerda que el hombre mismo es también una creación divina, y entre ellas la más notable y perfecta, hecha a semejanza de Dios. Dice que el hombre está cerca de los ángeles, criaturas perfectas y mensajeras del Señor. Esto es una gloria y un honor que Él ha hecho por nosotros y lo menos que podemos hacer en agradecimiento es amarlo y alabarlo.

Dios ha puesto a nuestra disposición inteligencia, raciocinio y todo un mundo por explorar. Los animales, la naturaleza, el cielo y el mar forman parte de la maravillosa creación de Dios, pero el privilegio de ser como Él sólo se lo ha concedido a los seres humanos.

Versículo 9 - Señor, Señor nuestro

"¡Oh Señor, Señor nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!".

Alabanza final y adoración a Dios. Admiración por su creación, su honor y su gloria en la tierra.

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