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La chispa divina es una porción del creador que llevamos en el alma
A chispa divina es quizás uno de los temas más "llamativos" del momento, ya que forma parte de diversos estudios espirituales y ha demostrado ser muy importante, sobre todo porque todos los seres la poseen. Pero, ¿de qué manera actúa la chispa divina en nuestro interior y, ante todo, qué es esta chispa divina?
Véase también ¿Cuál es su claridad espiritual? ¿Por qué es tan importante?La chispa divina: ¿qué es?
Para los seres de luz, que proceden de Dios y de su Luz, la chispa divina es una porción del creador que llevamos en el alma. Para algunos estudiosos, esta porción divina no es más que un ADN luminoso que llevamos en nuestro ser y que es responsable, sobre todo, de la formación de nuestra personalidad.
La chispa divina está presente en todos los seres humanos, y en cada uno se manifiesta de forma diferente. Sería algo así como nuestra huella dactilar. En esto ya podemos reconocer que Dios es tan grande y tan poderoso que miles de millones de personas son el fruto de su cuerpo y el origen de su Luz.
Véase también ¿Qué es un salto cuántico? ¿Cómo lograr ese cambio de conciencia?La chispa divina: ¿cuál es su importancia?
De todas las responsabilidades de la personalidad y del espíritu que nos propone la chispa divina, una de las principales es precisamente la herencia de los rasgos divinos. Cuando nos damos cuenta de que Jesús tenía los rasgos del padre, nos damos cuenta también de que esos rasgos pasaron a toda la humanidad cuando se sacrificó por todos nosotros.
La amabilidad, la bondad, la caridad, el amor y la compasión son cinco rasgos que la chispa divina se encarga de difundir en nuestro cuerpo. Sin embargo, muchas personas, a causa de la negatividad y la oscuridad de este mundo, acaban sofocando estos rasgos y, a su vez, los sofocan tanto que casi desaparecen, aunque una pequeña chispa siga luchando por la vida.
Ver también: Aprende la oración de Santa Sara Kali para la protección de las mujeres embarazadas¿Y cuando se apaga la chispa divina?
La chispa divina, por sí misma, nunca se extingue del todo, excepto cuando dejamos el cuerpo físico y pasamos al cuerpo espiritual. Sin embargo, para llegar al plano espiritual, es necesario que hayamos tenido muchas experiencias positivas de amor y bondad con el cuerpo físico.
Por lo tanto, cuando decimos que la chispa divina se ha extinguido, nos referimos a la etapa en la que está tan reducida y enmarañada que apenas puede verse brillo alguno.
En esta fase de propagación de la oscuridad y sofocación de la chispa, nuestro ego empieza a dispararse sin control y muchos peligros empiezan a colarse en nuestra vida y en la de todos los que nos rodean.
Véase también ¿Sentirse bendecido es una emoción cercana a la gratitud o una expresión del ego?El ego: el gran peligro de una chispa debilitada
Cuando la chispa divina es débil, casi en total oscuridad, nuestro ego empieza a aflorar, creando egoísmo en nuestros corazones. El orgullo y la superioridad se apoderan de nuestras vidas y acabamos perdiendo realmente el control de lo que somos.
Un ego inflado es perjudicial porque ciega a la propia persona a la existencia de la chispa divina. Cuando el ego se infla demasiado, la persona es ciega a cualquier rastro de bondad que exista en ella o en su prójimo. Así, se acumulan muchas otras consecuencias, entre las que podemos destacar:
- El amor: Ya no das los buenos días, ya no dices "te quiero" a la persona que se despierta a tu lado, ¡ni siquiera sonríes a tus hijos!
- Amabilidad: Ya no hay modales e incluso tienes fama de maleducado. Todo esto se debe a que tu ego te ha cegado por completo.
- Caridad: Ya no sientes nada cuando ves a alguien pasar hambre o cuando te enfrentas a situaciones de miseria ¡Lo que importa eres tú y nada más!
Véase también La trampa del materialismo espiritual: los contratiempos del ego
¿Cómo deshacerse de tanto ego y reavivar la chispa divina?
El primer paso para deshacerse de un ego inflado y reavivar la chispa divina que hay en el corazón es el reconocimiento. El sentimiento que rodea a la chispa es el perdón y, por eso, cuando reconocemos nuestros errores y perdonamos a todo el mundo, la chispa se reaviva.
Debemos empezar a comprendernos a nosotros mismos y saber de dónde venimos, de qué estamos hechos. Cuando nos damos cuenta de que no somos nada -o mejor dicho- de que somos menos que nada, empezamos a establecer nuestra existencia como un ser de luz.
Nadie es mejor que nadie, y cuando estamos seguros de ello, también aprendemos que -como cada ser tiene su propia chispa divina- es imposible que no nos comuniquemos. Así que hoy, antes de irte a dormir, pregúntate: " Con mi chispa divina encendida, ¿he conectado hoy positivamente con alguien? ¿Qué bien he hecho hoy? ¿He hecho el bien? ".
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