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Se cree que el salmo 143 es el último de los salmos penitenciales, pero más aún, consiste en una súplica para que el Señor libre a su siervo de los tiempos de angustia y de los enemigos que le persiguen. De este modo, vemos claramente una petición de perdón por los pecados, de protección contra los malvados y de dirección en los caminos de Dios.
Salmo 143 - Clamor por el perdón, la luz y la protección
En el Salmo 143 tenemos las palabras angustiadas de David, que se queja de sus sentimientos y del peligro en que se encuentra. Entre estas quejas, el salmista no se centra sólo en la cuestión de ser perseguido, sino que reza por sus pecados, por la debilidad de su espíritu y para que Dios le escuche.
Oh Señor, escucha mi oración, presta oído a mis súplicas; óyeme según tu verdad y según tu justicia.
Y no entres en juicio con tu siervo; porque delante de ti ningún viviente será hallado justo.
Porque el enemigo ha perseguido mi alma; me ha pisoteado; me ha hecho habitar en tinieblas, como a los que hace tiempo murieron.
Porque mi espíritu está afligido en mí, y mi corazón está desolado en mí.
Recuerdo los días de antaño; considero todas tus obras; medito en la obra de tus manos.
Ver también: Oración del manto de invisibilidad del Arcángel MiguelExtiendo mis manos hacia ti; mi alma tiene sed de ti, como tierra sedienta.
Escúchame pronto, Señor; mi espíritu desfallece; no escondas de mí tu rostro, no sea que yo sea como los que descienden a la fosa.
Hazme oír tu misericordia por la mañana, porque en ti confío; hazme conocer el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.
Líbrame, Señor, de mis enemigos; huyo a ti, para esconderme.
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu Espíritu es bueno; guíame por terreno llano.
Vivifícame, Señor, por tu nombre; por tu justicia saca mi alma de la angustia.
Y por tu misericordia corta a mis enemigos, y destruye a todos los que perturban mi alma; porque yo soy tu siervo.
Véase también el Salmo 73 - ¿A quién tengo en el cielo sino a ti?Interpretación del Salmo 143
A continuación, descubre un poco más sobre el Salmo 143, a través de la interpretación de sus versículos ¡Lee con atención!
Versículos 1 y 2 - Escúchame según tu verdad
"Oh Señor, escucha mi oración, inclina tu oído a mis súplicas; óyeme según tu verdad y según tu justicia; y no entres en juicio con tu siervo, porque a tus ojos ningún viviente será hallado justo."
En estos primeros versículos, el salmista no sólo desea expresarse, sino que espera ser escuchado y atendido. Sus súplicas, sin embargo, expresan confianza, pues conoce la fidelidad y la justicia del Señor.
El salmista sabe también que es un pecador, y que Dios podría simplemente abstenerse y dejarle llevar sus penitencias. Precisamente por eso, se confiesa y pide misericordia.
Versículos 3 a 7 - Te extiendo mis manos
"Porque el enemigo ha perseguido mi alma; me ha pisoteado; me ha hecho habitar en tinieblas, como los que hace tiempo murieron. Porque mi espíritu está angustiado en mí; y mi corazón en mí está desolado. Me acuerdo de los días pasados; considero todas tus obras; medito en la obra de tus manos.
Ver también: Soñar con carne: descubre los posibles significadosExtiendo a ti mis manos; mi alma tiene sed de ti como tierra sedienta. Escúchame pronto, Señor; mi espíritu desfallece. No escondas de mí tu rostro, no sea que yo sea como los que descienden a la fosa.
Aquí vemos a un salmista prácticamente derrotado por sus enemigos, desanimado y angustiado. En este punto, empieza a recordar cosas buenas del pasado, y todo lo que Dios ya ha hecho por él y por Israel.
Entonces, esos recuerdos le hacen anhelar la presencia del Señor y, sabiendo que se le acaba el tiempo, suplica a Dios que no aparte su rostro y le abandone a la muerte.
Versículos 8 a 12 - Líbrame, Señor, de mis enemigos
"Hazme oír tu misericordia por la mañana, porque en ti confío; hazme conocer el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. Líbrame, Señor, de mis enemigos; huyo a ti, para esconderme. Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu Espíritu es bueno; guíame por tierra llana.
Vivifícame, Señor, por amor de tu nombre; por amor de tu justicia saca mi alma de la angustia; y por tu misericordia corta a mis enemigos, y destruye a todos los que perturban mi alma; porque yo soy tu siervo."
En estos versos finales, el salmista anhela que amanezca, y con ello que la gracia del Señor se extienda a él. Y se entrega a los caminos de Dios. Aquí, el salmista no sólo anhela que Dios le escuche, sino que está dispuesto a hacer su voluntad.
Por último, muestra tu devoción y verás que Dios te recompensará con fidelidad, justicia y misericordia.
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