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El Salmo 144 contiene amplios versos de alabanza a Dios, al tiempo que pide prosperidad y abundancia para su nación. En esta canción, también se nos invita a reflexionar sobre la bondad del Señor y su capacidad para preservar la creación y proveer a las necesidades de sus hijos.
Salmo 144 - La paz sea guardada
A diferencia de los salmos anteriores, el Salmo 144 parece haber sido escrito por David en un momento posterior a la persecución de Saúl. Esta vez, el rey está consternado por los problemas en las naciones vecinas (especialmente los filisteos), pero sin embargo alaba al Señor y reza pidiendo ayuda contra sus verdugos.
Además, David sabe que, como tiene al Señor de su parte, la victoria es segura, y por eso reza por la prosperidad de su reino.
Bendito sea el Señor, mi roca, que enseña a mis manos a luchar y a mis dedos a la guerra;
Mi bondad y mi fortaleza; mi alta torre y mi libertador eres tú; mi escudo, en quien confío y que somete a mi pueblo.
Señor, ¿qué es el hombre para que lo conozcas, y el hijo del hombre para que lo estimes?
El hombre es semejante a la vanidad; sus días son como sombra que pasa.
Desciende tus cielos, Yahveh, y desciende; toca los montes, y humearán.
Haz vibrar tus rayos, y dispérsalos; lanza tus flechas, y desconciértalos.
Extiende tus manos desde lo alto; líbrame y sácame de las muchas aguas y de las manos de los hijos extraños,
Cuya boca habla vanidad, y su diestra es diestra de mentira.
A ti, oh Dios, cantaré un cántico nuevo; con salterio e instrumento de diez cuerdas te cantaré alabanzas;
A ti, que das la salvación a los reyes, y libras a David, tu siervo, de la espada maligna.
Líbrame, y líbrame de mano de hijos extraños, cuya boca habla vanidad, y su diestra es diestra de iniquidad,
Que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud; que nuestras hijas sean como piedras angulares labradas a la manera de un palacio;
Que nuestras despensas se llenen de toda provisión; que nuestros rebaños den a luz miles y decenas de miles en nuestras calles.
Para que nuestros bueyes sean fuertes para el trabajo; para que no haya robos, ni salidas, ni gritos en nuestras calles.
Dichoso el pueblo al que le sucede así; dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Ver también: Superstición: gato negro, mariposa blanca y negra, ¿qué representan? Véase también el Salmo 73 - ¿A quién tengo en el cielo sino a ti?Interpretación del Salmo 144
A continuación, desvele un poco más sobre el Salmo 144, a través de la interpretación de sus versículos ¡Lea con atención!
Versículos 1 y 2 - Bendito sea el Señor, mi roca
"Bendito seas, Señor, roca mía, que enseñas a mis manos a guerrear y a mis dedos a luchar; mi misericordia y mi fortaleza; mi alta torre y mi libertador eres tú; mi escudo, en quien confío y que somete a mi pueblo."
El Salmo 144 comienza con una connotación militar y aunque va en contra de las enseñanzas de Dios - de buscar la paz - aquí su propósito era precisamente proveer justicia y bienestar. En este periodo específicamente, muchas batallas fueron peleadas con el propósito de preservar una nación.
Y luego, el salmista da gracias a Dios por haberle dado la vida, y la fuerza necesaria para luchar por los más necesitados, y sobrevivir.
Versículos 3 y 4 - El hombre es como la vanidad
"Señor, ¿qué es el hombre, para que lo conozcas, y el hijo del hombre, para que lo estimes? El hombre es semejante a la vanidad; sus días son como sombra pasajera".
En estos versículos, el salmista admite que, a pesar de toda la "fuerza" que Dios ha dado a la humanidad, nuestra vida puede desvanecerse en un chasquido de dedos. Y que, a pesar de la insignificancia de la vida humana, Dios vela siempre por sus hijos.
Versículos 5 a 8 - Extiende tus manos desde lo alto
"Inclina, Señor, tus cielos, y desciende; toca los montes, y humearán. Haz vibrar tus rayos, y dispérsalos; envía tus saetas, y desvíalas. Extiende desde lo alto tus manos; líbrame, y arrebátame de las muchas aguas, y de las manos de los hijos extraños, Cuya boca habla vanidad, y su diestra es diestra de mentira."
Por otra parte, en estos versículos el salmista pide la intervención divina, resaltando la imagen de un Dios guerrero. David celebra y se alegra de las hazañas del Señor. También asocia a sus enemigos con extraños, indignos de confianza, incluso ante un juramento.
Versículos 9 a 15 - A ti, oh Dios, cantaré un cántico nuevo
"A ti, oh Dios, cantaré un cántico nuevo; Con salterio e instrumento de diez cuerdas te cantaré alabanzas; A ti, que das la salvación a los reyes, y que libraste a David, tu siervo, de la espada maligna.
Ver también: Poderosa Oración a Maria PadilhaLíbrame, y líbrame de mano de hijos extraños, cuya boca habla vanidad, y su diestra es diestra de iniquidad, Para que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud; Para que nuestras hijas sean como piedras angulares labradas a la manera de un palacio; Para que nuestras despensas se llenen de toda provisión; Para que nuestros rebaños den a luz millares y decenas de hijos.miles en nuestras calles.
Para que nuestros bueyes sean fuertes para el trabajo; para que no haya robos, ni salidas, ni gritos en nuestras calles. Bendito el pueblo al que le sucede así; bendito el pueblo cuyo Dios es el Señor".
El comienzo de estos versículos nos recuerda que David, además de ser un siervo ejemplar del Señor, estaba dotado de habilidades musicales; manejaba instrumentos de cuerda, como arpas y salterios. Y así, utilizó este don para alabar a Dios.
Luego menciona de nuevo a los "extraños", refiriéndose a cualquiera que no reconozca a Dios. Automáticamente, el poder humano, la autoridad, que no respeta al Padre, se basa en la mentira y la falsedad. David pide entonces a Dios que le aleje de esas personas, y que no le deje caer en sus trampas.
En los versículos siguientes, se suplica a Dios que libere y conceda la victoria a su pueblo, así como prosperidad y abundancia.
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