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Terror nocturno Muy similar al sonambulismo, un episodio de terrores nocturnos puede ser realmente aterrador para la persona que lo sufre (normalmente niños).
El problema se ha relacionado con posesiones demoníacas, persecuciones espirituales e incluso reacciones remanentes de vidas pasadas. Comprenda cómo se produce este trastorno y cuáles son las posibles causas y tratamientos de los terrores nocturnos.
Terrores nocturnos: ¿qué son?
Afectando más frecuentemente a niños de 4 a 12 años, los terrores nocturnos son el nombre que se da a una parasomnia (trastorno del sueño) capaz de hacer que el niño actúe como si estuviera experimentando un momento de extremo pavor y sufrimiento. Y, generalmente, los padres no tienen ni idea de cómo afrontar la situación.
Los terrores nocturnos, que duran entre unos segundos y unos 15 minutos, se producen durante las primeras horas de sueño y pueden incluir reacciones realmente aterradoras, como:
- Siéntate en la cama;
- Grita;
- Mostrando una mirada de espanto;
- Pateando o forcejeando;
- Llorando incontrolablemente;
- Abre bien los ojos;
- Salir de la cama;
- Sal a correr;
- No digas tonterías;
- Entre otros.
A pesar de tantas reacciones intensas y fuera de control, el niño no está despierto (aunque tenga los ojos abiertos), y no recordará nada a la mañana siguiente. En muchos casos, estos episodios suelen confundirse con pesadillas, pero existe una diferencia muy concreta entre ambos.
Las pesadillas siempre se producen durante la segunda mitad del sueño, cuando se alcanza la fase REM (movimientos oculares rápidos). En esta fase es posible despertarse, asustado o no, y recordar lo que se acaba de soñar.
Un episodio de terrores nocturnos se produce en las 3 ó 4 primeras horas de sueño, siempre las más profundas, y el niño permanece dormido mientras se manifiesta la alteración. Incluso mientras se les calma, rara vez se despiertan. También se recomienda a los padres que no toquen, hablen ni intervengan en el niño durante el episodio.
Ver también: Runas: el significado de este antiguo oráculoLos días ajetreados, la privación de sueño, la fiebre alta y los acontecimientos que someten al niño a elevadas cargas de estrés se consideran situaciones propensas a los terrores nocturnos. Sin embargo, sigue siendo muy difícil precisar con exactitud el origen del problema.
En los niños, la causa de los terrores nocturnos puede estar vinculada a factores genéticos, al desarrollo del Sistema Nervioso Central, y tiende a resolverse de forma natural al entrar en la adolescencia. Si persiste durante la edad adulta, puede ser necesario investigar otros trastornos secundarios que estén causando el problema.
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Terrores nocturnos en adultos
Aunque es más frecuente en niños, alrededor del 5% de las personas en edad adulta también pueden sufrir episodios de terrores nocturnos. Sin embargo, con la edad y algunos factores desencadenantes, el problema puede aparecer bajo un aspecto más agresivo y en cualquier momento del sueño.
En general, son los adultos más ansiosos o deprimidos los que presentan una mayor incidencia de episodios. Y, como se encuentran en un momento de su vida en el que el cerebro ya está completamente formado, pueden incluso recordar partes de lo sucedido.
Mientras que en los niños los terrores nocturnos suelen deberse al estrés y a factores genéticos, los adultos se ven afectados por este problema debido a una liberación excesiva de cortisol a lo largo del día (ansiedad) y/o a una disminución de la producción de serotonina (depresión).
En los casos en que estas enfermedades son crónicas, el paciente suele tener una mayor tendencia a los pensamientos negativos, lo que no hace más que agravar la situación. Con un visible desorden entre los niveles de neurotransmisores y hormonas, hay más posibilidades de desarrollar trastornos del sueño, como terrores nocturnos.
Además de estas cuestiones, el trastorno puede desencadenarse debido a algunos factores. Recordemos que, en el caso de los adultos, es necesario identificar la causa y buscar tratamiento. Estos son algunos de los posibles factores desencadenantes.
Ver también: Portal 22 22 22 - El portal de la trascendencia del 22/02/2022- Duerme pocas horas;
- Síndrome de las piernas inquietas;
- Hipertiroidismo;
- Migraña;
- Algunas enfermedades neurológicas;
- Período premenstrual;
- Comer demasiado antes de acostarse;
- Estrés físico o emocional;
- Apnea u otros trastornos respiratorios del sueño;
- Dormir en un entorno desconocido;
- Uso de algunos medicamentos;
- Abuso de alcohol.
Advertencia: Tanto si se trata de un niño como de un adulto, nunca intente despertar a una persona en estado de terrores nocturnos. No fuerce el contacto físico, como los abrazos, a menos que se lo pidan. Mantenga la casa segura! Cierre puertas y ventanas, impida el acceso a escaleras, muebles y utensilios que puedan provocar accidentes.
Interferir en un episodio de terror nocturno puede aumentar su intensidad, frecuencia y duración en futuras apariciones.
Terrores nocturnos, la Biblia y lo sobrenatural
Trastorno lleno de misterio y aún con muy pocas pruebas científicas, los terrores nocturnos se registran desde la antigua Grecia. En aquella época, los episodios se reportaban como la visita de seres durante la noche - concretamente los pequeños demonios llamados Íncubo y Súcubo.
Se creía que ambos demonios eran responsables de un proceso de "inseminación", en el que los súcubos, en forma de mujer, recogían el semen de los hombres con los que copulaban para que más tarde un íncubo, la figura masculina, pudiera fecundar a las mujeres. Como resultado de este embarazo, nacían niños más susceptibles a las influencias de tales criaturas.
Y así pasó el tiempo, y se hicieron nuevas asociaciones, sobre todo con la ayuda de textos bíblicos.
Considerado uno de los más poderosos escudos de protección, el Salmo 91 aporta, en los versículos 5 y 6, la siguiente enseñanza: "No temerá el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que se extiende en la oscuridad, ni la destrucción que asola el mediodía".
Su interpretación nos lleva a creer que nunca debemos acostarnos sin antes pedir y sentir perdón, por nosotros mismos y por los demás. Asegúrate siempre de dormir en paz, para despertarte con alegría.
Tu subconsciente amplifica todo lo que introduces en él a lo largo de los días, por lo que si haces caso a pensamientos y sugestiones negativas (la flecha que vuela y la destrucción que arrasa), estarás inmerso en vibraciones negativas, y esto se reflejará en inquietud durante la noche.
Según la Biblia, mantenerse vivo en la oración es una forma de evitar que haya lugar en tu mente para cualquier otro pensamiento que pueda causarte dolor, prejuicio y angustia. La sabiduría es la clave para vencer el miedo y la "plaga" que se propaga en la oscuridad.
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Los terrores nocturnos en el espiritismo
Durante mucho tiempo, el espiritismo creyó que los niños serían inmunes a la acción de los obsesores, ya que tendrían a su lado la protección de un ángel o espíritu designado.
Sin embargo, la realidad llevó a creer que varios problemas presentados en la infancia podían identificarse por la presencia de espíritus perseguidores, como los episodios de terrores nocturnos, por ejemplo.
La justificación espiritista afirma que todos los niños ya fueron adultos un día, en vidas pasadas, y por lo tanto pudieron traer consigo los compromisos contraídos con los espíritus en otras existencias.
Según el Espiritismo, la reencarnación se completa entre los 5 y los 7 años. Durante este período, el niño puede presentar una sensibilidad mucho mayor hacia el plano espiritual - lo que explicaría la mediumnidad infantil y uno de sus síntomas, los terrores nocturnos.
Además de los factores biológicos ya planteados como posibilidades del trastorno, se cree que los terrores nocturnos son una forma de manifestación de traumas de vidas pasadas. Según Ian Stevenson, psiquiatra de referencia mundial en estudios de reencarnación con método científico, se han examinado y publicado 44 casos que defienden esta teoría de la reencarnación.
Stevenson observó además que, por lo general, los niños empiezan a proporcionar información sobre una existencia anterior entre los 2 y los 4 años. A partir de los 8 años, rara vez recuerdan el tema. En algunos casos, llamaban aún más la atención otros detalles, como marcas o defectos de nacimiento, que podrían haber sido causados a la personalidad anterior (como armas de fuego, cuchillos, accidentes y otros).
En cualquier caso, a pesar de ser aterradores, los terrores nocturnos no son un trastorno peligroso, ni para la salud ni para el ánimo de quien los padece. En el caso de los niños, se recomienda observar la frecuencia e intensidad de los episodios, así como su comportamiento cuando están despiertos.
Ofrece a los más pequeños una vida tranquila, sin grandes situaciones estresantes. Cuando los acuestes, reza una oración y pide protección durante sus noches de sueño.
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